21 de noviembre, Día Mundial de la Televisión
El término “televisión” fue usado por primera vez por el científico ruso Constantine Perskyi (1854-1906) en el año 1900, proviene de la voz griega tele, que significa lejos, y de la voz latina visionem o visio que significa visión. La palabra televisión entonces se podría traducir como visión a distancia y se define como un sistema de telecomunicación por medio del cual, imágenes visibles, con o sin sonido, se transforman en ondas electromagnéticas que se transmiten a receptores que las convierten en imágenes en movimiento.
Como notarás, esta tecnología funciona de forma similar a la Radio que revisamos en la nota del mes de septiembre que puedes revisar en nuestro sitio web.
La creación del televisor, artefacto que ocupa un lugar importante en nuestros hogares, se debe al inventor e ingeniero eléctrico John Logie Baird (1888-1946), quien, en 1922 experimentó la difusión de imágenes, usando dos discos para fabricar un transmisor, en 1924 reprodujo la primera imagen y en 1926, realizó una exitosa demostración ante un público especializado de investigadores.
En 1928, se introdujo un nuevo avance con la aparición de la primera transmisión televisiva en color así como también se fue logrando extender la distancia entre el receptor y el aparato que emitía las señales.
A mediados de la década de 1930, se habían multiplicado en Europa, las transmisiones experimentales en lugares como Roma, Berlín, Moscú y Londres, pero no fue hasta 1936 cuando se comenzaron las transmisiones abiertas y públicas casi de forma simultánea en Inglaterra (BBC One) y Estados Unidos (NBC) que hacia 1939, se habían convertido en programación propiamente tal.
Con esto, la industria televisiva se pone en marcha, fabricando receptores para consumo del público, que es lo que llamamos Televisor o coloquialmente, tele o TV.
En estricto rigor, las señales televisivas se transmitían primero descomponiendo las imágenes en movimiento en una señal analógica, la cual debe ser nuevamente recompuesta por el televisor, el que, basado en el principio de la persistencia retiniana, permite al ser humano percibir con movimiento una secuencia de al menos 24 cuadros por segundo. Para obtener una imagen sonora, la pista de audio se transmitía de forma paralela y simultánea.
A finales del siglo XX, a los adelantos en materia de transmisión y recepción, se suman los avances en captura de imágenes en movimiento, como el almacenamiento de grabaciones que podrían emitirse y repetirse posteriormente, el uso de satélites para mejorar la cobertura de la señal, el teletexto para entregar informativos y el desarrollo de la televisión en colores de forma masiva gracias a un nuevo tubo de imagen en tres canales (de colores azul, rojo y verde) diseñado en Estados Unidos en 1950.
En Chile, la televisión se detuvo durante mucho tiempo en su fase experimental, y estaba vinculada únicamente a establecimientos de educación superior (Universidad Católica de Chile y Universidad de Chile). Esto, debido en parte a la ausencia de una ley para regular las comunicaciones, y en parte también a las reticencias del Presidente Jorge Alessandri (1896-1986), quien no veía esta tecnología como una necesidad sino como un gasto para el Estado y la población, que tendría que adquirir los televisores, cuyo costo no era menor.
Fue a partir de 1959 que se incursionó sistemáticamente en las transmisiones universitarias públicas, y luego, debido a ciertos hitos, como el Mundial de Fútbol de 1962, que se impulsó la demanda de televisores por parte del público. Fue durante el gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva (1911-1982), que la postura frente a la televisión cambió y adquirió mayor relevancia como instrumento unificador, de cultura e información.
Los canales de televisión chilenos más icónicos, como Canal 13, de la Universidad Católica de Chile y el Canal 7 de la Red Nacional de Televisión, hicieron historia con sus programas y sus figuras televisivas, entre ellos el recordado Sábados Gigantes conducido por Don Francisco, Estadio Nacional con Raúl Matas o el Show Juvenil con Juan La Rivera.
Además de los programas de concursos, música y deportes, otro producto nace en la televisión chilena en la década de 1960: las telenovelas. De esta época, destaca el dramaturgo, actor y guionista Arturo Moya Grau (1920-1994) quien fue creador de hitos tan recordados como La Madrastra o La Colorina.
Con el paso del tiempo, la televisión se tornó masiva; en la actualidad, el televisor, que en décadas pasadas era un bien escaso y costoso, hoy en día es un aparato imprescindible en los hogares y ha sido parte de la infancia y juventud de muchas generaciones que han crecido viendo sus programas favoritos frente a la pantalla.
Si bien la televisión actual, tanto en tecnología como en programación, ha cambiado mucho desde sus primeras transmisiones hasta hoy, no es posible negar el profundo impacto que ejerce como uno de los medios de comunicación de masas más relevantes de la historia reciente.
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