Las obras de Alberto Valenzuela Llanos en SURDOC

Texto redactado por Cristóbal Valenzuela, Licenciado en Historia
Alberto Valenzuela Llanos nació en San Fernando el 29 de agosto de 1869. Desde temprana edad mostró un talento excepcional para el dibujo, lo que motivó a sus padres a enviarlo a Santiago para continuar su formación. Ingresó en 1887 a la Escuela de Bellas Artes donde recibió las enseñanzas de Cosme San Martín y Giovanni Mochi, que, aunque esenciales, no influyeron en su estilo. Se fue abriendo camino en la vida cultural del país y sus telas fueron obteniendo reconocimiento en los salones y certámenes. Realizó cuatro viajes a Europa entre 1901 y 1906, pensionado por el Gobierno de Chile para perfeccionar sus estudios, en el que pudo recibir el influjo del ambiente pictórico de París, capital cultural del mundo por entonces, sin renunciar a su propio lenguaje. Estudió en la Academia Julian y tuvo como profesor a Jean-Paul Laurens. En Francia encantó nuevamente por su talento, donde fue nombrado Caballero de la Legión de Honor y miembro de la Sociedad de Artistas Franceses. Realizó dos exposiciones individuales y el estado francés adquirió obras suyas. De regreso en Chile, se dedicó a la enseñanza del dibujo y se consolidó como un destacado pintor nacional.
Consagrado al paisaje
Valenzuela Llanos fue un paisajista por excelencia, cuya obra rara vez incluyó figuras. Su inclinación por la naturaleza se mostró desde una edad temprana. Su formación en Francia, donde tomó contacto con las tendencias pictóricas europeas de la época, como el impresionismo, no hizo sino reafirmar su amor por la naturaleza y su inclinación por plasmar en ella su propia subjetividad. Interpretó los paisajes chilenos como la cordillera, los campos y la costa, sin agregar elementos de fantasía y dejando su propio temperamento y visión. El conservador de museos franceses Pierre Ladoué destacó su capacidad como “retratista de árboles”. En su opinión, “los ha pintado como se expresan las fisonomías humanas, con la misma atención y penetración”, y agregó: “vista y retratada por un artista como Valenzuela Llanos, la naturaleza chilena tiene un singular atractivo, una especie de encanto misterioso, una poesía extrañamente evocadora” (El Mercurio, 24-VII-1925).
A pesar de que algunos pudieran asociarlo con el impresionismo, para el historiador y crítico de arte Antonio Romera, Valenzuela Llanos no se ajusta a esta corriente. Romera —que lo consideró uno de los cuatro maestros de la pintura chilena— argumentó que varios elementos de su obra, elegidos por decisión propia del artista, lo distancian del impresionismo. La tridimensionalidad presente en sus telas y el color son algunos de estos factores. “No se sometió a los dictados de ninguna escuela determinada. Fue dócil a las voces de su tiempo y quiso, y lo logró, dar salida a su propia sensibilidad (…) Cuando parece que va a dirigir su norma estética por los pasos de la impresión, desdeña —por no aprovechar a sus designios— el influjo excesivo que le llega de fuera y, sin apoyarse tampoco en la objetividad, sabe mantenerse en un punto de equilibrio” (Romera, 1951). Sin embargo, lo que sí es indiscutible es que fue un pintor a plein-air por excelencia, capturando la naturaleza directamente en su entorno.
Centenario de su muerte
Aquejado por una complicación médica, falleció en Santiago de Chile el 23 de julio de 1925 a los 55 años. Su inesperada muerte ocurrió en el punto más alto de su reconocimiento como pintor y en el pleno desarrollo de su actividad. Partió “cuando todavía se espera mucho de su afán creador y cuando había iniciado una etapa en que el cromatismo dominaba a la forma, dándose a ésta una apariencia sorprendentemente musical y atmosferizada” (Romera, 1952). En el día de sus funerales, la prensa le rindió un homenaje. En un editorial, el diario La Nación afirmó: “Su arte es inconfundible, propio. No sólo se ha conquistado renombre, sino que además se ha inmovilizado en un estilo rico, original y profundamente sugestivo (…) La muerte de este artista enluta el arte pictórico chileno y también el arte pictórico universal, pues el maestro había alcanzado una consagración suficiente para incorporarse en el índice de los grandes artistas mundiales” (24-VII-1925). El Mercurio, por su parte, escribió: “Uno de los más grandes pintores chilenos acaba de morir (…) Buscaba la perfección, convencido de que no se alcanza jamás lo absoluto, pero resuelto a acercarse cuanto fuera posible al ideal (…) El nombre de Alberto Valenzuela Llanos quedará en la historia de este país. Entre sus obras las hay que son definitivas y que un día veremos en los museos como uno de los más altos puntos a que ha llegado el arte en la América Española” (24-VII-1925).
Paisajes Campestres
Marina, Paisajes Urbanos y Retrato
Fuentes
- El Mercurio, 24-VII-1925, p. 3.
- La Nación, 24-VII-1925, p. 3.
- Maino, P. (2019). Valenzuela Llanos. La conquista de la luz. Retrospectiva. Santiago de Chile: Corporación Cultural de Las Condes.
- Romera, A. (1951). Historia de la pintura chilena. Santiago de Chile: Editorial del Pacífico.