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Libros litúrgicos y términos afines para documentación de colecciones

Libro de coro abierto

El libro se encuentra entre los artefactos más fecundos creados por el hombre y la razón de su éxito no está en su materialidad, que ha variado a lo largo de la historia, sino en ser un conjunto ordenado de mensajes. Es una herramienta que le ha permitido, entre otras cosas, aumentar considerablemente la capacidad de memoria, acrecentar su bagaje intelectual y facilitar el intercambio de información. Su evolución ha variado, más rápido o más lento, conforme a la importancia que le haya dado cada cultura/comunidad en cada época.

En Occidente, por ejemplo, la sociedad se empobreció tras la caída del Imperio romano que no pudo contener las invasiones de los pueblos bárbaros en el siglo V. Así, la Edad Media se inicia con una disminución de maestros y centros docentes, los escribas dejaron de dominar la escritura, escasearon los calígrafos, disminuyó la producción de libros, tanto de redacción como de copias, y prácticamente desapareció su comercio. Sin embargo, el libro encontró refugio en los monasterios, donde su producción no tenía apuro ni interés económico.

Paralelamente, la Iglesia Católica desde sus primeros siglos fue incorporando a sus celebraciones litúrgicas elementos usados en circunstancias ordinarias de la vida. Los objetos de uso profano se embellecieron y se les dotó de sacralidad; claros ejemplos fueron las copas convertidas en cálices para la consagración del vino en la misa o los cayados en báculos pastorales de obispos y abades. También, los libros ingresaron de a poco a estas celebraciones. Tal fue la evolución de estos textos con contenidos dedicados exclusivamente al rito litúrgico, o a una parte de él, que se ha considerado una tipología particular, denominada libros litúrgicos.

Definición

Se entiende por libro litúrgico aquél que contiene los textos redactados en orden a la celebración litúrgica, es decir, que explican la ejecución de gestos, incluye proclamaciones, preces, cantos, respuestas de las asambleas, etc. Existen definiciones más o menos específicas, por ejemplo, corresponde a un "libro que se dedica al culto en la Iglesia" (Martínez de Sousa, 2001); "libro que sirve a la Iglesia para las funciones eclesiásticas" (Martínez de Antoñana, 1957), y "libro que sirve para una celebración litúrgica y está escrito en vistas a ella. En sentido más amplio, es tal también el libro que, aun no habiendo sido escrito con vistas a la celebración, contiene, sin embargo, textos y ritos" (Sartore, D. y Triacca, Achille M., 1987).

Con todo, es una tipología de libros que responde únicamente al contenido y no a su materialidad. Este hecho trae consigo el desafío a los museos de analizar el contenido (texto) para su correcta identificación en el proceso de documentación de colecciones.

Cardenales y miembros del clero en la Plaza de San Pedro.

Apuntes históricos

Los libros litúrgicos propiamente tales se desarrollaron a partir del siglo VII; anteriormente, durante los periodos denominados "tiempo de improvisación" y "tiempo de creatividad", se contaba sólo con algunas indicaciones sobre el bautismo, la Eucaristía, la oración diaria, el ayuno y, por supuesto, el texto de la Biblia. Los primeros libros litúrgicos se conocen con el nombre de libros "puros", en el sentido que cada uno contiene un elemento de la celebración litúrgica: el Sacramentario, con fórmulas para la Eucaristía; el Leccionario, con lecturas de la misa, y el Antifonario, con los cantos (que al principio no tenían anotaciones musicales).

A partir del año 1000, aproximadamente, se empieza a recoger en un solo libro todos los elementos que sirven para la celebración. Los dos más importantes en esta época son el Misal, que contiene los elementos para la Eucaristía, y el Breviario, que reúne los textos del salterio, homiliario, himnario, antifonal y oracional. También aparecieron el Pontifical, con las indicaciones para las ceremonias reservadas a los obispos, y el Ritual, con los ritos que debían realizar los presbíteros. A este conjunto se les conoce como libros "plenarios" o "mixtos".

En la época moderna es posible distinguir entre libros postridentinos y aquellos publicados después del Concilio Vaticano II. De los primeros, que el Concilio de Trento (1545-1563) reformó de manera superficial, los más conocidos son el Misal romano y el Breviario romano, con sus antecedentes, por supuesto, en sus respectivos libros litúrgicos medievales. Adquieren el calificativo "romano" porque corresponden al rito católico de Roma que se extiende a toda la Iglesia occidental. En este período se publicaron nuevas ediciones del Pontifical y del Ritual, y aparecieron el Martirologio y el Ceremonial de los Obispos (conocido por su título en latín Caeremonial episcoporum).

Los libros litúrgicos del rito romano usados en la actualidad, que son principalmente el Misal romano y la Liturgia de las Horas, fueron definidos en el Concilio Vaticano II (1962-1965). Entre las innovaciones que resultaron del encuentro ecuménico fue la introducción de la lengua vernácula a la liturgia y por tanto a los libros (por esta razón, la mayoría de los libros que se encuentran en museos y bibliotecas son previos a la década del 60 y están en latín, lengua oficial de la liturgia desde el siglo VI). En este contexto también se modificaron el Leccionario, el Pontifical y el Ritual.

Libros litúrgicos

 

  • Antifonario. Tb.: libro antifonal, libro antifonario. Libro litúrgico del rito romano, generalmente iluminado, que contiene una antología de cantos para los oficios litúrgicos. Los más antiguos no tenían todavía notación musical. Los antifonarios pueden ser monásticos y seculares, distinguiéndose por el número y orden de los cantos. Habitualmente se les puede encontrar en formato de libro de coro. Entre los títulos frecuentes está el Anthiponalem monasticum.

 

  • Breviario. Libro litúrgico, según el ritual romano, en el que está contenido el texto que sirve para rezar el Oficio divino de todo un año. Contiene pasajes de la Sagrada Escritura y de los Padres de la Iglesia, así como himnos, oraciones y, como elemento fundamental, el Salterio. En un comienzo, la Biblia era el libro de rezo del Oficio y se denominó con el término "breviario" (del lat. breviarium, epítome) a un sencillo fascículo indicativo de la forma en que debía ser rezado. A lo largo de los siglos, el breviario fue sufriendo continuas modificaciones por parte de las iglesias, de tal modo que los Papas se vieron obligados a introducir revisiones y reformas. Tras el Concilio Vaticano II fue sustituido por la Liturgia de las Horas (no confundir con Libro de Horas).
Ilustración

 

  • Misal. Libro litúrgico del rito romano que contiene las oraciones y lecturas propias de la misa, así como el orden y el modo de celebrarse. Se desarrolló a partir de varios libros usados en la Iglesia primitiva y en la época medieval, como el Sacramentario, Leccionario, Antifonario y los primeros Ordines. Se le conoció con el nombre de Missale, Liber missalis o Missale plenarium. La rapidez de su difusión se debe a la multiplicación de misas "privadas", en el que el celebrante decía todo, incluso lo que correspondía a otros ministros. En 1570 se promulga el primer misal romano, que se difundiría posteriormente a la Iglesia occidental. El título más habitual es Missale romanum.

 

  • Pontifical. Libro litúrgico que contiene los textos y normativas para las celebraciones reservadas al obispo, como la confirmación, las ordenaciones, las consagraciones de iglesias, de vírgenes, la bendición de abades y hasta la coronación de reyes y emperadores. El primero fue el romano-germánico (950), que fue simplificado por Gregorio VII (1073-1085). En el siglo XIII, Guillermo Durando, obispo de Mende, preparó el pontifical que fue difundido posteriormente a toda la Iglesia. Ya bajo la denominación de "pontifical romano", el Concilio Vaticano II lo reformó. El título más común es Pontificale romanum.

 

  • Ritual. Tb.: libro ritual. Libro litúrgico de la Iglesia Católica que contiene las normas y fórmulas necesarias a los eclesiásticos para la administración de los sacramentos y de los sacramentales. Establecido y promulgado oficialmente por Pablo V (1614), revisado por Benedicto XIV, quien lo enriqueció con algunos formularios (1752) y posteriormente fue ampliado. De la "edición tipo" se preocupó León XIII (1884). El Concilio Vaticano II lo adaptó. El título más frecuente es Rituale romanum.

 

Otros libros litúrgicos (algunos no considerados como tal en la actualidad) que podemos encontrar son: Canto de la Pasión, Cantorino, Ceremonial de los Obispos, Evangeliario, Gradual, Kirial, Leccionario, Liturgia de las Horas, Himnario, Homiliario, Instrucción Clementina, Martirologio, Memorial de los ritos, Octavario, Oficio de difuntos, Sacramentario y Salterio.

 

Términos afines

Términos vinculados a su aspecto exterior:

  • Broche. Conjunto de dos piezas, generalmente de metal, que se encajan o enganchan la una con la otra. En libros, donde una está unida a la cubierta y otra a la contracubierta, sirve para cerrar textos voluminosos y puede estar provista de una cerradura.

 

  • Libro de coro. Tb.: libro coral, libro de facistol. Manuscrito de grandes dimensiones destinado al canto de todo un coro y que en iglesias habitualmente se apoyaba sobre un facistol. Desde el siglo XVI, a medida que los coros crecían, se impusieron libros con partes individuales. Los antifonarios, capitularios y libros entonatorios son en la mayoría de los casos libros de coro.

 

  • Orejeta. Pequeño saliente de papel, cartón o tela que se pega al borde exterior de una página de libro con el propósito de facilitar su uso y la búsqueda de contenidos. Común en libros grandes, como misales y enciclopedias.

 

  • Registro. Cordón, cinta u otra señal que se pone entre las hojas de los libros para manejarlos y consultarlos con facilidad. Algunas veces, como ocurre en misales y otros libros litúrgicos, se puede encontrar más de uno y de distintos colores.

 

Términos vinculados a su aspecto interior:

  • Capitular. Tb.: letra capitular. Inicial que comienza en un capítulo o parte importante de cualquier obra y es resaltada en tamaño, pintada o adornada. En libros impresos se suele distinguir si corresponde a una capitular alta, cuya parte inferior se alinea con la primera línea del texto; capitular baja, cuya parte alta se alinea con la parte superior de la primera línea del texto, o capitular de dos líneas, cuando su tamaño abarca dos líneas de composición del texto. En los manuscritos medievales se suelen encontrar capitulares historiadas o floridas.

 

  • Historiado, da. Decoración de manuscritos y obras visuales en general, como estampas o tapices, con escenas narrativas, ya sean sagradas o profanas. En los libros iluminados, las capitulares historiadas (o letra historiada) están decoradas usualmente con figuras y símbolos.

 

  • Iluminado, da. Decoración con colores en manuscritos y estampas. El encargado de adornar las páginas manuscritas de los copistas se llamaba iluminador. Los libros de Horas, antifonarios y algunos códices medievales se encuentran muchas veces ricamente iluminados.

 

  • Florido, da. En las letras, algún adorno alrededor de ella.

 

  • Miniado, da. Iluminación con miniaturas de manuscritos, comúnmente medievales. A través de los textos miniados se difundieron iconologías y estilos que a veces influyeron en la pintura y la escultura.

 

  • Miniatura. Pintura de pequeñas dimensiones, realizada a base de colores y de polvo de oro y plata desleído en agua de goma, con los que se iluminaban los manuscritos medievales. Su origen se encuentra en la Antigüedad, donde se utilizó para decorar el Libro de los Muertos en Egipto y poemas homéricos en Grecia. Con la invención de la imprenta, rápidamente la miniatura perdió importancia en Occidente.

 

Mobiliario relacionado:

  • Atril de altar. Mueble en forma de plano inclinado, de madera o metal, que es utilizado para sostener libros abiertos sobre el altar. Algunas veces, en el culto cristiano, se cubre con una tela o funda de color del período litúrgico correspondiente (llamado velo de atril de altar).

 

  • Arqueta portamisal. Tb.: arqueta de libro de oraciones, caja para misal, portamisal. Caja pequeña de paredes planas y poca altura, hecha de materiales nobles, empleada para guardar y transportar misales y libros de oraciones.

 

  • Facistol. Atril de gran tamaño, generalmente con pie alto, en el que se ponen los libros para cantar en las iglesias. Pueden ser giratorios y tener cuatro caras, permitiendo el uso de varios volúmenes. Se asocia por lo común a las iglesias, sin embargo, en la Edad Media, algunos de menor tamaño fueron empleados por burgueses y letrados en sus estudios.

 

Otros libros religiosos (no litúrgicos):

  • Biblia. Libro que contiene el conjunto de Sagradas Escrituras formado por dos partes principales: el Antiguo y el Nuevo Testamento, de los cuales el primero es común a judíos y cristianos, mientras que el segundo es aceptado sólo por cristianos. La división corresponde a los dos periodos en que, según la doctrina cristiana, se ha manifestado la Revelación. El nombre viene del griego biblia, que significa "libro". A veces el Nuevo Testamento constituye un volumen individual.

 

  • Libro de Horas. Libro de oraciones y textos de los oficios correspondientes a las horas canónicas, generalmente de pequeñas dimensiones y ricamente iluminado y miniado.

 

 

Referencias:

- Fatás, G. y Borrás, G. M. (1993). Diccionario de Términos de Arte, Madrid: Alianza Editorial. 311 págs.
- Giorgi, R. (2005). Símbolos, protagonistas e historia de la Iglesia (trad. Monreal, José Ramón). Barcelona: Electa, 384 págs.
- Latham, A. (2008). Diccionario Enciclopédico de la Música. México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1684 págs.
- Lewin, A. (2001). Diccionario Bilingüe de Términos de Arte. Madrid: Comunidad de Madrid-Consejería de Educación, 388 págs.
- Martínez de Antoñana, P. G. (1957). Manual de Liturgia Sagrada, Madrid: Editorial Coculsa, 1220 págs.
- Martínez de Sousa, J. (1995). Diccionario de tipografía y del libro. Madrid: Editorial Paraninfo, 547 págs.
- Millares, A. (1971). Introducción a la Historia del Libro y de las Bibliotecas. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica, 399 págs.
- Rodríguez, S. (2006). Diccionario de Mobiliario. Madrid: Ministerio de Cultura-Secretaría General Técnica, 795 págs.
- Sartore, D. y Triacca, A. M. (1989). Nuevo Diccionario de Liturgia. Madrid: Ediciones Paulinas, 2140 págs.
- Trinidad Lafuente, I. (2010). Tesauro y diccionario de objetos asociados a ritos, cultos y creencias. Madrid: Ministerio de Cultura-Secretaría General Técnica, 821 págs.

Recursos web

SURDOC: www.surdoc.cl
Diccionario RAE: www.rae.es
Tesauro de Arte y Arquitectura: www.aatespanol.cl
Encyclopaedia Britannica: www.britannica.com

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